“¿Cómo llegué a conocer la Fundación Privada Ecuatoriana?”

“¿Cómo llegué a conocer la Fundación Privada Ecuatoriana?”

Las historias de éxito casi siempre están consideradas como tal porque además de la meta alcanzada, su narración describe el cómo se logró aquello y eso es lo que constituye la verdadera enseñanza…

El deseo de superación es uno de los ingredientes necesarios para alcanzar el éxito. Al buscarlo son muchas las puertas que se cierran y otras las que se abren; tal es el caso de la Fundación Privada Ecuatoriana (FPE) permitiendo con ello la realización de las metas de jóvenes visionarios que desde entonces hallaron en ella el respaldo de un grupo de personas comprometidos con la noble misión de promover la excelencia académica.

Al ser el proceso de admisión para un programa de doctorado bastante complejo en el camino seguramente halló varias opciones para su financiamiento, ¿Cómo fue entonces que llegó a elegir la de FPE?

En el momento que inicié a aplicar hacia el doctorado, era una época bastante difícil. Cuando yo recibo la aceptación de una universidad la beca no cubría todo el doctorado; además de que el primer año no tiene financiamiento…, de tal forma que ahí me puse en la tarea de buscarlo, y como usted me preguntaba hallé algunas opciones que me permitiera financiar algún tipo de beca.

De esa manera me encontré con la Fundación Privada Ecuatoriana (FPE) cuyo monto adjudicado fue bastante significativo para arrancar. Creo que como sucedieron las cosas para entrar al doctorado estuvieron muy bien, porque aposté el primer año por mí mismo; de ahí que en la FPE encontré esa estabilidad, ya no estaba preocupado por el financiamiento de ese primer año de estudio lo que me permitió sacar muy buenas notas de tal manera que en segundo año la Universidad de Minnesota me becó completamente hasta terminar el doctorado.

“Lo importante es reconocer que lo mejor que tiene un país es su gente: su talento”.

Cursar un doctorado no es nada fácil, especialmente por los costos. ¿Cómo pudo lidiar con ello?

Bueno, entonces a nivel de país no teníamos el nivel de becas que existen actualmente. De hecho, de parte del gobierno el tope máximo de becas estaba en $10,000 dólares, ese fondo también fue parte de mi financiamiento de mi primer año; de tal manera que el primer año conseguí tener un monto de aproximadamente $30,000 que me permitió pagar la colegiatura y también pagar mi costo de vida allá. Este tipo de ayuda es definitivamente crucial pues eso más unos cuantos ahorros que ya tenía recolectado me ayudaron, pero en especial lo que me facilitó la Fundación contribuyó muchísimo para continuar y terminar mi doctorado.

Ciertamente toda una historia de superación la suya, menos mal encontró la ayuda necesaria

En este momento estoy agradecido con la Fundación Privada Ecuatoriana (FPE), por lo que hace por gente como yo que en ese momento no tiene los recursos suficientes; que la FPE apueste a ese talento humano que luego viene al país a seguir contribuyendo y a seguir mejorando la sociedad ecuatoriana, es uno de mis mayores deseos…

¿Y la ayuda, llegó en el momento preciso?

La Fundación, fue bastante ágil en ese momento, comparada con las otras organizaciones a las que también acudí donde ese proceso tomó un poco más de tiempo; aproximadamente en el año 2003 donde se me adjudicó parte del fondo que necesitaba, recibí la carta de aceptación en abril y ya para agosto tenía que embarcarme hacia los Estados Unidos.

Por ello entidades como la FPE tienen mucha importancia para el país, porque fomentan fortaleciendo el talento humano. Quizás ahora hay becas gubernamentales que cubren absolutamente muchos rubros, pero todavía existen espacios que no alcanzan para cubrir el financiamiento académico. Hay muchas personas que están estudiando maestrías, doctorados, y no tienen el financiamiento para terminar sus tesis; Creo que ahí existe una buena oportunidad para la FPE al apoyar a los emprendedores con el dinero que requieren para financiar la culminación de sus maestrías o doctorados.

¿Qué implica volver al país después de estudiar fuera?

Recuerdo una frase del Papa Francisco I: “Aquello que recibes gratis dalo gratis”. De alguna forma ese conocimiento que recibimos gracias al apoyo de la FPE debemos retribuir exactamente lo mismo ya sea en manera económica a la misma Fundación o a la sociedad con otro tipo de retribución; sirviendo al país en el área donde se ha especializado, o simplemente recopilando testimonios de vida, como los nuestros, los ex becarios de la FPE; porque quizás muchos ecuatorianos no conocen que hay este tipo de fuentes de financiamiento que les complementa o en ocasiones cubren la totalidad de lo que se necesita para cumplir sus sueños.

“Un país no va a salir adelante si no existen las ideas en el campo científico o tecnológico que después se transforman en ideas comerciales”.

¿Y desde su experiencia profesional, qué le hace falta al Ecuador en materia de fortalecimiento de talento humano?

Lo importante es reconocer que lo mejor que tiene un país es su gente: su talento. Un país no va a salir adelante si no existen las ideas en el campo científico o tecnológico que después se transforman en ideas comerciales, que permiten crear ingresos que antes no se los tenía. Por lo tanto, a los jóvenes hay que brindarles la asesoría de aquellas opciones, de aquellas alternativas. La difusión de la FPE es importantísima; recopilar las experiencias de cada uno de nosotros es importante para que luego las futuras generaciones observen estas experiencias. Esta es la mejor forma que nosotros podemos compartir la buena experiencia de haber apostado por uno mismo en el desarrollo profesional.

“No existe en lo absoluto un límite para cumplir los sueños que nos propongamos. Si lo tenemos en nuestra mente seremos capaces de cumplirlo”. 

¿Usted, recomendaría a la FPE?

Recuerdo que en más de una oportunidad recomendé el buen trato, el buen servicio y las buenas condiciones que me brindó la Fundación Privada Ecuatoriana (FPE). Los jóvenes tienen que prepararse muchísimo en este mundo que se vuelve cada vez más competitivo. El conocimiento es un bien público y trasciende fronteras. No existe en lo absoluto un límite para cumplir los sueños que nos propongamos. Si lo tenemos en nuestra mente seremos capaces de cumplirlo de manera organizada y con trabajo arduo durante mucho tiempo para luego recibir los frutos.